Sin lugar a dudas, sobre todo en lo que corresponde a la pandemia de la COVID-19, el año 2021 fue el año de la esperanza. Y lo fue porque desde el 18 de febrero se empezó con el Plan Nacional de Vacunación, cuando Verónica Machado, una enfermera del Hospital Universitario de Sincelejo, recibió la primera dosis de la vacuna en el país; después de ella, se han aplicado cerca de 61 millones de dosis en todo Colombia, y aunque la pandemia está lejos da acabar y más cerca de volverse endémica, empezar con la vacunación de la población de un país como el nuestro es ya una luz al final de este oscuro túnel.
(Ver: ¡FELIZ AÑO Y PRÓSPERO 2021! )
(Ver: LA PESTE ECONÓMICA DE COLOMBIA DURANTE EL 2020 )
Sin embargo, no todo es color lila y no se puede olvidar que estamos hablando de Colombia, y no del país de Alicia y las mil maravillas. El 28 de abril se declaró el inicio de un nuevo "Paro Nacional". En esta oportunidad miles de personas comenzaron una serie de protestas; inicialmente pacíficas, contra el Gobierno y la reforma tributaria que pretendía implementar. Sin embargo, producto de la infiltración de oscuros intereses, lo que inicialmente era legítimo y tranquiló, mutó en atentados violentos contra la población civil, quienes sufrieron atentados contra sus empresas y propiedades, y contra la fuerza pública a quienes los facinerosos encapuchados, les quemaron algunas estaciones de policía; en algunos casos, con oficiales adentro.
(Ver: ¿QUIÉNES SON LOS DE LA “PRIMERA LÍNEA”?)
El Paro duró 54 días y fue tan grande la presión popular que el gobierno no tuvo más alternativa que retirar el proyecto de reforma tributaria y de paso “aceptar” la renuncia no pedida del ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla.
En mayo, el país se empezaba a acomodar del extenso paro, cuando se recibe con sorpresa la noticia de que en Venezuela fue asesinado el delincuente y líder de las disidencias de las FARC: Jesús Santrich. Este “señor” había abandonado el proceso de paz, para refugiarse en el país de Chávez y continuar desde allí, junto con su caterva de esbirros, sus actividades de narcotráfico. Meses después, algunos de sus socios en su empresa mafiosa correrán su mismo e inevitable fin: ¡La muerte!
Pero el mes de la virgen no podría finalizar sin dejarle al país una alegría. El 30 de mayo el ciclista boyacense Egan Bernal se coronó campeón del Giro de Italia, convirtiéndose en el segundo colombiano en ganar esta competencia después de que su coterráneo Nairo Quintana lo hiciera en el año 2014.
Los colombianos pasamos de la alegría al llanto en cuestión de segundos, días o meses si se quiere. Después de sonreír un poco con el triunfo de Egan, el 7 julio, fuimos despertados con la noticia de que 18 mercenarios colombianos asesinaron al presidente de Haití mientras dormía en su casa. 18 militares retirados; de otrora, mejor ejercito del mundo, asesinan a un presidente. De verdad: ¡A veces, por no decir siempre, ser colombiano da pena y tristeza!
Sin embargo, como lo mencionamos antes, la alegría no podría dejarnos y en esta oportunidad, 5 de septiembre finalizó la participación de Colombia en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 en la que se obtuvieron 24 medallas, una aleación entre oro, plata y bronce que hasta el momento marcan nuestra mejor participación en este evento.
Pero nuestro pasado traqueto, de vez en cuando regresa para recordarnos que no es pasado sino presente y el 21 de septiembre el ídolo y figura del fútbol colombiano de los años 90, Antony “El Pipa” De Ávila, fue capturado en Nápoles (Italia) por nexos con narcotraficantes y actividades de lavado de activos. Noticia para lamentar, por quién significó en el deporte colombiano.
Casi un mes después, 23 de octubre fue capturado Darío Antonio Úsuga alias ‘Otoniel’, máximo cabecilla de la banda criminal Clan del Golfo. Este delincuente, catalogado por el gobierno nacional como “El nuevo Pablo Escobar” era uno de los principales objetivos de las autoridades colombianas y de Estados Unidos, fue capturado en una operación conjunta de la Fuerza Pública y a pesar de la irracional cantidad de dinero que posee, se encontraba solo, con hambre y durmiendo en cambuche en una zona selvática del departamento de Antioquia.
Ya en noviembre, un homenaje le llega a Colombia desde el extranjero. La productora de cine Disney, estrena la película Encanto, en la que muestra la cara bella del país, inspirada en nuestra cultura e idiosincrasia, recreando en sus dibujos animados, el paisaje del Valle del Cócora. Sin duda, una noticia bonita para el país, aunque se deba reconocer que Colombia, está perdiendo el encanto.
Con este panorama, sin duda alguna, el año que empieza se muestra mucho más optimista: La vacunación avanza, la economía parece recuperarse y esperamos que, con ella, el nivel de empleo, además y para poner la cereza al pastel, este año es un año electoral, en el que se escogerá un nuevo presidente y un nuevo parlamento.
(Ver: POLARIZACIÓN POLÍTICA )
Sin lugar a dudas, a pesar de lo monótono y cotidiano de los cambios de año, las expectativas por lo venidero persisten y son altas. ¡Feliz Año y próspero 2022!
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No sé si el 2022 será del encanto o el desencanto, lo que si es claro, es que el sistema produce una mezcla entre fracaso, pedida de esperanza y desilusión. No pares de escribir.
ResponderEliminarEsto de opinar en lo político, no deja de ser controversial, aunque el ser humano no está en la capacidad de adivinar el futuro con total precisión, solo nos queda expresar lo que a nuestro parecer puede llegar a ocurrir, pero hasta los mismos profetas se han equivocado en sus predicciones, de cualquier modo, ante un panorama que se visualiza tan oscuro... Lo único que nos queda, es esperar siempre lo bueno, por qué la esperanza es esa luz que opaca tanta oscuridad, y sí, puede que suene a opinión optimista y soñadora, pero dentro de mi ser está la opción de ver las cosas de una manera más bella; así pues, no pierdo la esperanza porque sin ella, sí estaría condenada al fracaso. Gracias por tus buenos deseos de un feliz año y que así sea !
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