En la última semana del año, mi mejor amigo empezó un proceso de desapego de su novia, porque ella decidió terminar la relación. Ellos tenían la fea costumbre de cortar y volver quincenalmente, pero en esta oportunidad fue diferente; ella, en medio de una discusión, de manera definitiva le dijo: “Se me acabó el amor por vos y en un día”. Ante semejante sentencia, mi amigo entendió que esta vez fue definitiva y no había vuelta atrás. Sí, ella, que tanto amor le profesaba, lo dejó de tajo.