En redes sociales, todas las semanas, se popularizan videos de linchamientos contra presuntos delincuentes acusados; muchas veces sin pruebas, de cometer algún delito. Esta viralización de la “Ley del Talión” es peligrosa porque no le permite al acusado defenderse, violándole su principio de inocencia y como consecuencia, vuelve al ciudadano-juez en posible delincuente porque agrede a una persona que se presume inocente. ¡No se puede aceptar la justicia por mano propia!
Sin embargo, tampoco se puede tolerar, bajo el anhelo
de paz que todo Colombia quiere, que delincuentes dedicados al narcotráfico, la
extorsión y la desaparición forzada, delincuentes dedicados a cometer delitos de
lesa humanidad, les sea levantada sus órdenes de captura y de la nada, sean
amnistiados por el gobierno. La paz no puede ser la apología para que estos
pillos, dueños de empresas criminales, gocen de sus fortunas y sigan con un pie
en la legalidad y el otro en el bandidaje, como históricamente lo ha vivido la
sociedad colombiana.
El presidente puede solicitar el levantamiento de órdenes
de captura, como una garantía para las organizaciones alzadas en armas con
fines políticos, en el marco de un proceso de diálogo; pero cuidado:
¡Organizaciones con fines políticos dentro de un proceso de paz!
Darle ese tipo de amnistías a los jefes de esas mega estructuras criminales, es aumentar la incredulidad del peatón en la justicia y le da una señal de la no existencia del poder judicial. Es decirles a los ciudadanos que viven en un estado fallido.
La historia moderna del país muestra las malas consecuencias de una paz mal hecha, sin consensos populares y con un marco jurídico débil. Si se quiere una paz total, que incluya además de grupos insurgentes, a las bandas criminales, se deberá fortalecer el marco jurídico, se deberá solicitar el respaldo de la comunidad internacional y; sobre todo, considerar la opinión popular, no importa, si para ello, el gobierno se tiene que demorar un poco más. ¡Hay que aprender de los errores del pasado!
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Un tema un poco complejo para opinar, pero con esta supuesta paz total llegan: la narcocracia (un gobierno que quiere legalizar los cultivos de coca), un gobierno que quiere aprobar los delitos de incesto y calumnia, un gobierno que quiere permitir que los presos salgan a trabajar, un gobierno donde los gestores de paz son secuestradores y jefes del clan del Golfo (Gonzalito), un gobierno en crisis, que ha caído más de 10 puntos y se muestra desfavorable. Un gobierno que solo negocia con pillos y malos, parece que ser malo paga. Chévere que volviste a escribir.
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