Entre el 15 y el 19 de enero, se realizó en Davos el Foro Económico Mundial, con el tema de volver a construir la confianza. La guerra de Rusia-Ucrania, el conflicto entre Israel-Hamas, las restricciones comerciales entre EEUU y China, la amenaza del cambio climático y del riesgo que hay en la masificación de la IA, socavan la confianza mundial, e hicieron que líderes políticos y económicos, se reunieran para pensar en cómo superar esta crisis. No existen mayor confianza que la de un bebé en los brazos de su madre, o la que pone el planeta en las manos de sus líderes. Es importante que una nación escoja un buen líder, consciente del mundo económico en el que está inmerso, y del impacto, en la confianza sobre su país, de las palabras que lanza.
La confianza es la firme esperanza en alguien o algo, es la seguridad que alguien tiene en sí mismo. Al escuchar al presidente Milei, cada frase lanzada, aunque rimbombante e histriónica y sustentado en algunos datos, es un ruego por la confianza macroeconómica en la Argentina. Fue un pedido a los empresarios, a quienes llamó “Héroes”, para que lleven sus capitales al país austral, y en su discurso argumentó que, el capitalismo de libre empresa es la herramienta que tiene el mundo moderno para borrar la pobreza del planeta. Hay que reconocer que la retórica de Milei, calza como zapatilla en pie de cenicienta, contra la creciente hostilidad latinoamericana hacia el sector empresarial.
El discurso del presidente Petro, en lugar de mostrarnos como un país de oportunidades de inversión, y atractivo para que fondos internacionales vengan a invertir en sectores agroindustriales, petroquímicos y de infraestructura; mostró a Colombia como un país excluyente, violento, frágil en sus instituciones y sumido en un atraso ochentero. Creo que se perdió la oportunidad de presentar al país como una economía bien manejada y muy confiable.
Sin dudas, su discurso anticapitalista fue escuchado por las agencias calificadoras de riesgo, pues durante esa misma semana Standard and Poor's le redujo la perspectiva a Colombia de estable a negativa, porque el panorama fiscal del país no es claro. La decisión de la calificadora se sustenta, en parte, cuando observa que el estado está gastando más de lo que recauda en impuestos.
Mientras Milei se dedicó a criticar a los gobiernos progresistas que ha tenido la Argentina durante el siglo XX, y que la han sumido en una crisis económica sin antecedentes, Petro intentó justificar su tendencia colectivista, derrochona y de baja ejecución, que requerirá de otra reforma tributaria para ser sostenible.
Petro y Milei, dos posiciones opuestas, que cayeron en lo políticamente incorrecto. Esta semana, Milei insultó a Petro, y el último reaccionó llamando a consultas a su embajador en la Argentina; sin dudas, es el primer paso para romper relaciones comerciales entre los paises. Este evento nos recordó como antes Duque y Maduro, Uribe y Chávez, cayeron en el mismo juego que justificó el foro: La necesidad de recuperar la confianza.
Más allá de las intenciones del foro, hay que recordar que la confianza no es silvestre, no se crea del éter; la confianza se construye por medio de las palabras, sustentadas con acciones concretas. Creo que se perdió una oportunidad para presentar el verdadero potencial del país, aunque confío, que se aprenderán de los errores, y en el foro del próximo año, tendremos un nuevo chance de mostrarle al mundo los avances de un país que le interesa cultivar la confianza.
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