domingo, 14 de febrero de 2021

DESARRAIGO

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Con la tormenta mental de no saber qué día es y la zoncera del sol cenital, Ronald Velázquez recorre alguna carretera colombiana que le permita llegar al sur. Tiene 26 años de edad; y dos pequeños retoños que dejó en su natal Apure al cuidado de sus padres y algunos de sus hermanos. No camina solo, va en compañía de otros paisanos que se le han juntado durante la travesía.

El marasmo de su cuerpo es evidente, está cansado, se le nota en la cara. Lleva puesto un pantalón corto a la rodilla, tiene una chompa con mangas largas que le cubre desde el cuello hasta la cintura, usa chanclas para hacer más cómodo su caminar y lleva puesta una gorra chavista, de esas que tienen los tres colores y distribuidas de manera uniforme las estrellas de la bandera venezolana; no la suelta ni para dormir, es como un amuleto que le recuerda su origen.

Ronald sabe que va para el sur, aunque no sepa exactamente en qué lugar se encuentra en este momento. En la espala carga un morral, mientras con una mano arrastra una desvencijada maleta con las pocas cosas materiales que lleva. Quiere llegar al Ecuador.

Como Ronald, hay casi 6 millones de migrantes que han salido de Venezuela por la crisis que afecta a su país y cerca de la tercera parte encontraron en Colombia algún tipo de refugio; pero infortunadamente, de acuerdo con las cifras de migración Colombia, casi el 50% de los que se quedaron no cuentan con un estatus migratorio regularizado.

En una jugada política bastante inteligente, aprovechando la visita del alto comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados, Filippo Grandi, el presidente de Colombia Iván Duque, anunció que creará un estatuto de protección temporal que permita hacer un proceso de regularización de los migrantes venezolanos.

Es decir, ahora los venezolanos sin documentos, ni credenciales en Colombia tendrán la posibilidad de entrar en este régimen de protección durante un lapso de 10 años hasta que formalicen su situación si su decisión es quedarse.

La jugada es brillante, porque al tiempo de darle visibilidad internacional a las víctimas del Castrochavismo, desarma los argumentos que algunos políticos de oposición expusieron para criticarlo; pues durante la pandemia, el presidente Duque generó controversia cuando dijo que los venezolanos que no acrediten nacionalidad colombiana, y que no tengan regularizada su situación migratoria, no serían vacunados contra el COVID.

El presidente Duque se ha caracterizado porque su forma de gobernar es bastante conservadora y busca siempre el movimiento más seguro; con este anuncio, realizó una apuesta temeraria, con un elevado costo político, en un momento en el que hay más antipatía ─o talvez xenofobia ─ hacia la migración venezolana; pues hay quienes creen que el desempleo ha aumentado en el país debido a que casi todos los venezolanos trabajan informalmente.

De las cosas buenas que trae la globalización, es que endilga a los humanos, obligaciones morales hacia los demás; de tal manera, que quienes rehúyen a esta responsabilidad, se muestran racistas y con alto nivel de egoísmo.

Reconociendo esa responsabilidad moral, la mejor acción que se debe acometer en el país, es legalizar, regularizar la inmigración y tratar con ella sin rodeos, con el fin de evitar que se cree el germen perfecto para el tráfico de personas, la informalidad laboral y los niños apátridas. Es decir, que los venezolanos estén regularizados, legalizados y que hagan parte del sistema hace que la nueva estructura social funcione mejor.

Si la migración no se controla, el problema social se convertirá también en un problema económico: habrá más informalidad laboral, el desempleo aumentará y; muy probablemente, habrá un aumento en la criminalidad, pues los venezolanos ilegales; al no encontrar trabajo formal ni posibilidades económicas, pueden ser reclutados e instrumentalizados por organizaciones delictivas para convertirlos en “carne de cañón”.

El proceso de adaptación y aceptación por parte de nosotros los colombianos no será fácil, sin embargo, ha quedado claro que somos un país noble y seguramente terminaremos por aceptar este proceso migratorio con la humanidad que nos caracteriza. Será cuestión de tiempo para que la decisión política del presidente Duque empiece a mostrar los resultados los resultado políticos y también económicos que se esperan.

Entre tanto, Ronald y sus paisanos; en una alegoría a la travesía del Pisba realizada el venezolano padre de la patria, se comerán con sus pasos las montañas de nuestro país, dejando en evidencia que el socialismo lo único que trae es hambre, miseria y un gran desarraigo.

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1 comentario:

  1. Migración, una palabra que denota movimiento y cambio de lugar, viajamos para cambiar, a veces obligados otras por placer. Atravesando fronteras.

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