LA VIOLENCIA

Esta semana que culmina se llevó a cabo la Conferencia de Seguridad de Múnich. Esta cumbre lleva realizándose durante 60 años, y nunca el mundo, había estado tan inseguro como lo está ahora. La guerra entre Rusia-Ucrania, la guerra entre Israel y Hamás, las tensiones en el Oriente Medio, son algunos focos de violencia que se están viviendo en la geopolítica actual.

El mundo siempre ha sido un lugar inseguro, y tal parece, la violencia nunca ha desaparecido, siempre ha estado ahí, latente, real. Vivimos en un mundo, que además de violento, ha perdido el ánimo de cooperación internacional; asistimos a una época violenta, y con el multilateralismo en crisis.

Es imposible no recordar que, luego de la Conferencia de Seguridad del año 2022, el Presidente de Rusia, ordenó la invasión a Ucrania. Este hecho, sin dudas, aumenta el escepticismo de los habitantes del planeta en las instituciones globales, y en las soluciones reales que puedan surgir de este tipo de eventos.

Probablemente la tercera guerra mundial ya haya empezado y nosotros, los peatones preocupados por producir y consumir, aún no nos hayamos dado cuenta. El orden de seguridad y defensa de la libertad que se creó después de la Segunda Guerra mundial llegó a su fin y está en proceso de reacomodación. El viejo orden murió, y el nuevo, se encuentra en proceso de gestación.

Los eruditos dicen que la guerra es otra forma de hacer la política, y la violencia es la matrona de la historia; y no cabe duda de ello, pues las guerras han sido protagonistas de la historia geopolítica del mundo moderno. Pero en la situación actual, la violencia se percibe más intensa, sutil, anónima si se quiere, porque ella está siendo el resultado de un nuevo equilibrio de poder mundial.

Tengo la esperanza que, como en otras veces, el multilateralismo sirva, como disuasor, para bajar los niveles de agresión entre naciones, podamos llegar a consensos y sigamos defendiendo y respetando nuestros valores y principios humanos para reducir la violencia que vivimos. 

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