“Dios hizo que el hombre cayera
en un sueño profundo y mientras estaba dormido, tomó una de sus costillas y con
eso, el señor Dios creó a la mujer.” Génesis
2:4-25
Toda mi existencia ha estada rodeada y enmarcada por la mujer, mi madre, tías, hermanas, primas, novias, amantes, suegras, colegas; toda una galaxia de las descendientes de Eva han influenciado desde mi forma de ser, hasta algunas de las principales decisiones de mí vida. ¡Eso debo aceptarlo!
Hoy, cuando sobrepaso con creces los cuarenta, y con la pretensión de creerme un ilustrado en temas femeninos —¡pobre alma inocente! — quiero decir dos cosas: lo primero es que la historia ha sido injusta con ellas; y la segunda es que, por fortuna, durante el siglo XXI, ellas mismas le han ido dándole la vuelta a la historia.